LIMITANDO LAS LIMITACIONES


La mayoría de edad en el ser humano no parece tener límites bien definidos. Mientras para algunos pedagogos representa una cifra quimérica a partir de la cual todo sucede, para otros sabios es una cifra mítica hacia la cual se cabalga sin nunca acabar. Para los niños en cambio es un embeleco de los mayores de edad. Edad establecida para la mayoría de edad en milenios: 21 años. La naturaleza sigue sus leyes, el hombre las suyas.

Y la cifra de la modernidad, antes que ampliarse hacia el infinito, parece correr en retirada y a la deriva, acercándose peligrosamente a la hora del alumbramiento. Y la única noción ocurrente parece ser la reglamentación nacida de la experimentación. Edad discutible establecida para la mayoría de edad por años o semestres: 18 años, 17 años, 16 años, 15 años, etc.

Hoy la mayoría de edad no está regida por el sentido de la naturaleza, la racionalidad y del sentir común, sino por la ley de la ingravidez.

Mientras la ley de la gravedad gravitó sobre el hombre, la racionalidad sobrevivió incólume. Hoy es otra ley la que pesa sobre la ley de la gravedad, es la antigravedad. Corremos desesperados hacia la antimateria como cuando buscábamos desesperados un dios a quien entregarnos.

Si me preguntáis cuándo está el hombre en presencia de la mayoría de edad, solamente podría susurrar argumentativamente que a partir del momento en que el hombre logra el conocimiento y dominio de sí mismo. Edad a establecer: la vida, y la vida no tiene edad.

Y solo entonces estará permitido al hombre dudar de todo y de todos, despreciarlo todo, y perdonarlo todo. ¿ Sientes tu mayoría de edad, como para intentarlo ?.

Hoy existen colegios y liceos desde donde venden la mayoría de edad. Algunos jardines se disputan la primogenitura en tales menesteres. Las hileras y sobrehileras de candidatos, alcanzan a dar varias vueltas a la manzana.

Dejad que el hombre descubra por sí mismo su mayoría de edad; es posible que nunca la alcance, es posible que no exista, es posible que sea otro de nuestros inventos sórdidos como la fe, pero dejemos de marcar los compases de una melodía que ya no resuena sino en la memoria.

Si fuera por la mismísima juventud, ellos fijarían la mayoría de edad en los sesenta años, y tienen mucho de razón y mucho de sentido común. A todas estas, ¿ para qué sirve la mayoría de edad ?. Aquí como en la creencia popular, la verdad solo la revelan los niños y los borrachos.




PARA SER FELIZ

Era de día. Quizás más día que todos los días. Era lunes. Y el maestro no pudo dejar de esbozar una sonrisa.

Y escuchó la pregunta como si aún no lloviera: ¿ SE PUEDE SER FELIZ en algún momento, Maestro ?.

Y aún sin contestar, respondió sosegadamente, como si hablara para sí: SÓLO HAY UNA FORMA PARA LLEGAR A SER FELIZ, Y ES ESTANDO DISPUESTOS TODOS LOS DÍAS A SER FELICES.

Ante la mirada incrédula de sus oyentes, remató su frase así: Estando dispuestos todos los días a ser felices, es inevitable no serlo alguna vez.

Y huyó con su receta de felicidad incrédula a otra parte.